Falleció el Padre José “Pepe” Piguillén
TRISTE DESPEDIDA

Falleció el Padre José “Pepe” Piguillén

Rodeado del amor de las comunidades y a poco de celebrar sus 50 años en a la parroquia Virgen del Rosario de Moreno, Catedral del Obispado, el Padre Pepe partió a sus 86 años.  

Falleció el Padre José “Pepe” Piguillén

Redacción El diario // Martes 09 de mayo de 2017 | 16:05

Se autodefinía como un cura de raíz peronista y como tercermundista dio testimonio de su opción por los pobres. Llegaba a los barrios en una bicicleta que no abandonó hasta los setenta años. En ese tiempo, recordaba Pepe, las misas se celebraban en las casas, en medio de un clima tumultuoso y popular.

“Cuando terminé la colimba tuve una crisis religiosa. Tenía novia; soñaba con ser médico y tener siete hijos. Bueno, de pronto me enamoré de ser cura. Los primeros tiempos en el seminario fueron muy duros. Aún así, en la iglesia encontré un espacio sorprendente para mí. Fue un tiempo muy hermoso y lleno de mística y con un empuje que no me entraba en el cuerpo”, dijo Pepe a El diario un día de febrero de 2015.

Además dijo: “Yo fui un antiperonista, un “gorila”. Años atrás había estado en Plaza de Mayo para pedir la caída de Perón. Pero bicicletear los barrios y no interpretar los sentimientos de la gente, era no entender nada de lo profunda que había sido la huella peronista para el pueblo. No unir esta experiencia con la fe popular, era mirar hacia otro lado. Yo nunca milité desde una organización de base pero el espacio parroquial estaba inserto en la realidad política del país. Hoy apoyo el kirchnerismo, es lo mejor que nos pudo pasar en los últimos cincuenta años”.

Pepe era conocido por su anécdota con su bicicleta en plena dictadura cívico, militar y eclesiástica, antes de su exilio en Roma: “Recuerdo que estábamos reunidos en la Yunta, cuando alguien me avisó que los milicos habían tomado mi casa de Barrio Parque y salí rápido a ver que pasaba. Un conscripto me paró a poco de llegar `porque estaban haciendo un procedimiento en la casa del cura`. No me había reconocido. Entonces subí a la bicicleta y salí pedaleando como nunca en la vida. No me alcanzaban las patas para rajar hacia la casa de las monjas. Supe que los militares me esperaron toda la noche, por lo que volver ahí, era impensable. Después por dos años estuve en la clandestinidad”.

Compartir

Comparte en Facebook Comparte en Twitter Comparte en Google+ Enviar a un amigo Imprimir esta nota